lunes, 23 de mayo de 2011

Will West.

¿Sabias que?...

La huellas dactilares comenzaron a usarse como método de identificación en las prisiones a raíz de un suceso, cuanto menos, muy curioso.

En 1903 un prisionero llamado William West ingresó en la penitenciaria de Leavenworth, Estados Unidos. El responsable de admisión tomó los datos y sacó las fotografías de rigor pero a la hora de archivarlas descubrió que ya existía otro William West cumpliendo condena perpetua desde 1901.
Hasta aquí podría tratarse una coincidencia de lo mas normal sin embargo las medidas físicas de ambos reclusos coincidían exactamente y las fotografías eran muy similares.
Increíble, había dos personas con el mismo nombre, la misma cara y las mismas medidas sin relación entre ellas.


Tal incidente hizo que se replanteara la forma de identificación ya que era evidente que había que mejorar la fiabilidad de las identidades. Por aquel entonces solo se utilizaban para este fin las fotografías y las mediciones.
¿Y cual fue la solución adoptada?
Las huellas dactilares. Un método infalible, o al menos eso aseguran, de saber quien es quien.

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