viernes, 24 de junio de 2011

Adiós a la Voyager 1.


La Sonda espacial robótica Voyager 1 fue lanzada por la NASA en 1977 con el fin de estudiar los planetas de nuestro Sistema Solar. Por aquel entonces no existían ni los ordenadores personales ni la telefonía móvil y mucho menos Internet, no obstante esta pequeña nave, fabricada con la tecnología de otra época, ha llegado más lejos que ningún otro artefacto creado por la especie humana. Hoy, 34 años después, se encuentra aproximadamente a 18.000 millones de kilómetros del Sol. 
Llevando consigo un curioso y valioso cargamento, ideado por un comité científico presidido por el astrónomo Carl Sagan, esta a punto de perderse en la inmensidad del cosmos. Si todo funciona como hasta ahora llegará a la última frontera a finales del 2012.
El cargamento al que me refiero podría haberse sacado perfectamente de una novela de ciencia-ficción. Se trata de un disco de oro con una selección de hora y media de duración de música proveniente de varias partes y culturas del mundo, saludos en 55 idiomas humanos, un saludo del entonces Secretario General de las Naciones Unidas y el ensayo "Sonidos de la Tierra", que es una mezcla de sonidos característicos del planeta. También contiene 115 imágenes (+1 de calibración) donde se explica en lenguaje científico la localización del Sistema Solar, las unidades de medida que se utilizan, características de la Tierra y características del cuerpo y la sociedad humana.
Según el propio Carl Sagan: 
"El objetivo principal del disco no es el ser descifrado. El hecho de su simple existencia pone de manifiesto la existencia de los humanos, así como sus esfuerzos por contactar a otras especies inteligentes que pudiesen existir fuera del Sistema Solar".
Así pues despidámonos de la Voyager 1, la misión espacial más exitosa de todos los tiempos.

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